19/5/09

El Edificio Jacobian


"Su vida, que sobrepasaba ya los sesenta y cinco años, con todos sus encuentros y desencuentros, felices y dolorosos por igual, giraba en torno a una sola obsesión: las mujeres. Era una de esas personas que se encuentran completamente a merced de los voluptuosos encantos femeninos. Las mujeres no eran para él un deseo que se enciende, se colma y se consume, no. Representaban como variado es su cuerpo: senos prominentes y robusto, con pezones protuberantes como apetitosas uvas; traseros jugosos y ondulantes que aguardaban su violento ataque sorpresa por la espalda; labios carnosos que sorben los besos y suspiran de placer; el cabello en todas sus manifestaciones (largo, suelto y liso; salvaje y con trenzas enmarañadas; media melena, al clásico estilo familiar, o esos cortes á la garcon que le inspiraban extrañas fantasías sexuales); los ojos, ¡ay!, esas miradas sinceras o traicioneras, descaradas o tímidas, incluso las de reproche, enfado y rechazo. ¡Qué hermosas!"

Autor: Alaa Al Aswany
Imagen:oleo Amparo Cruz Herrera

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