23/11/14

La casa de las bellas durmientes


"Su serena respiración era más lenta que la de Eguchi. De vez en cuando el viento pasaba sobre la casa, pero ya no tenía el sonido de un invierno inminente. El bramido de las olas contra el acantilado se suavizaba al aproximarse. Su eco parecía llegar del océano como música que sonara en el cuerpo de la muchacha y los latidos de su pecho y el pulso de ella le servían de acompañamiento. Al ritmo de la música, una mariposa pura y blanca danzó sobre sus párpados cerrados. Retiró la mano de la muñeca de ella. No la tocaba en ninguna parte. Ni la fragancia de su aliento, ni de su cuerpo, ni de sus cabellos era fuerte

La casa de las bellas durmientes- Yasunari Kawabata 

18/11/14

Al otro lado del puente


Si me dicen que estás al otro lado,de un puente
por extraño que parezca que estés al otro lado
y que me esperes,yo cruzare ese puente
Dime cuál es el puente que separa
tu vida de la mía,
en qué hora negra, en qué ciudad lluviosa,
en qué mundo sin luz está ese puente,

y yo lo cruzaré.


Amalia Bautista- 
Imagen:Luis Roberto Hernandez

15/11/14

Autorretrato


En una rama
desnuda, está posado un cuervo

tarde en otoño.
Matsuo Basho

5/11/14

Poema encantado


Ella sonrió y su sonrisa ilumino
mi mundo, era tan resplandeciente
que sentí que estaba soñando despierto,
quede hipnotizado, me quede mirándola fijamente
como se mira algo divino, me perdí en su mirada
y su mirada se perdió en mi, eramos uno solo,
nos convertimos en un bello poema encantado...

Néstor Augusto Esquivel Donato

2/11/14

Soledad

La soledad es como la lluvia,
que sube del mar y avanza hacia la noche.
De llanuras lejanas y perdidas
sube hasta el cielo, que siempre la recoge.
Y sólo desde el cielo cae en la ciudad.
Es como una lluvia en horas indecisas
cuando todas las sendas apuntan hacia el día
y cuando los cuerpos, que no encontraron nada,
se apartan unos de otros, defraudados y tristes;
y cuando los seres que mutuamente se odian
deben dormir juntos en una misma cama.
Entonces la soledad se marcha con los ríos…

Rainer María Rilke